lunes, 18 de abril de 2011

Escuelas para 'niños sin techo'

Hagamos memoria. ¿Qué fue lo primero que usted aprendió a dibujar? ¿Un coche? ¿Un perro? ¿Dos montañas con el sol en medio? No, piénselo bien. Su primera obra de arte seguro que fue una casa. Y puede que, como la mayoría de los adultos, no haya mejorado su estilo desde la época del colegio. Igual le basta con un cuadrado y un triangulito para empezar. Lo demás siempre viene de corrido: más cuadraditos (o rectángulos si le gusta lo complejo), sin olvidar las volutas del humo que sale de la chimenea. Tan fácil y tan perfecto. Al alcance de la imaginación de cualquier niño.
Ya ven, desde que tenemos uso de razón fantaseamos con ese bendito refugio donde podemos ver la tele en pijama o leer tirados en la alfombra. Hogar, dulce hogar. Ojalá nunca lo perdamos. Ni los hijos de nuestros hijos. Y así, hasta el final de los tiempos. En EE UU también se sueña con lo mismo, pero las estadísticas son un jarro de agua fría que no permite dormirse en los laureles. Se calcula que 1,6 millones de niños duermen en la calle, dentro de coches abandonados, tiendas de campaña o centros de acogida de mala muerte.
Uno de cada 50 chavales corre el riesgo de apearse del sistema educativo. La vida nómada no ayuda a terminar el curso en junio: cuando recoges los bártulos una media de cinco veces al año, puedes acabar faltando a clase unas 36 semanas. El caos pone patas arriba la rutina y lo peor está por llegar: más del 30% de los menores 'sin techo' se encuentra sin escolarizar y la tendencia va al alza por culpa de la crisis económica. Según las estadísticas a nivel nacional, la mayoría de estos niños son negros (47%), seguidos de los blancos de origen europeo (38%) e hispanos (13%).
Les llaman 'perdedores'
La exclusión social se ensaña con diez estados de los cincuenta que tiene EE UU, concentrados en el sur de una superpotencia que se las ve y desea para mitigar el impacto de los despidos masivos y recortes salariales. La peor debacle desde la Gran Depresión de 1929 no se ha parado en barras a la hora de hacer daño: uno de cada 26 críos no tiene asegurado un plato de comida caliente todos los días.
Desde Arizona hasta Carolina del Norte, pasando por Texas y Oklahoma, crece el número de chavales que se tragan las lágrimas porque sus compañeros de clase les han colgado una de las etiquetas más infamantes que ha inventado la sociedad norteamericana: 'losers' (perdedores).
«Nosotros intentamos por todos los medios evitar que pierdan el tren... Hay que ayudarles, reforzar su autoestima y hacerles ver que tienen un trabajo. ¡Estudiar y estudiar! No deben abandonar los libros bajo ningún concepto», insisten los responsables de School on Wheels (Escuela sobre Ruedas), una ONG radicada en Los Angeles que lucha a brazo partido para sacar adelante a estos críos. Cuenta con 1.500 voluntarios para atender a unos 6.500 estudiantes 'homeless' a lo largo y ancho del sur de California. Eso sí, no disponen de furgoneta ni coche tuneado, como da a entender el nombre de la asociación. Toda la rapidez y eficacia corre a cargo de su ilusión. Ni más ni menos.
Son jóvenes entusiastas, la mayoría entre 18 y 34 años, que asumen la función de tutores desde el 'minuto cero': asesoran con el papeleleo si los niños tienen que matricularse, facilitan material escolar, bonos de autobús y hasta uniformes. Una vez cumplidas esas formalidades, se encargan de explicarles las asignaturas -una hora a la semana como mínimo- y desempeñan con alegría su papel de 'modelo ejemplar'. Quieren que los chavales adopten una actitud positiva, que se acostumbren a superar las dificultades y no den nada por definitivo. Sin perder de vista que «ni somos un sustituto de los padres, ni suplimos a un psicólogo, ni pretendemos convertirnos en sus amigos».
La impulsora de School on Wheels, Agnes Stevens, es una maestra jubilada que leyó en su día 'Raquel y sus hijos', de Jonathan Kozol, y no pudo evitar que le hirviera la sangre. Allí se narra el drama de los más de 3,5 millones de estadounidense que sufren, cada año, el desamparo de vivir al raso. Un colectivo variopinto que abarca lo mismo a arquitectos, sociólogos, cantantes de ópera... que a inmigrantes incapaces de deletrear su nombre. Ya no se les dispersa a tiros, como se hacía con los jornaleros pobres en la década de los 30 del pasado siglo, pero su desesperación puede llegar a ser exactamente la misma. Sobre todo cuando la situación se eterniza...

miércoles, 13 de abril de 2011

Gallardón pide una Ley para que los alcaldes 'limpien' la calle de mendigos

El alcalde de la capital, Alberto Ruiz-Gallardón, propondrá a su partido, el PP, que en el programa para las generales de 2012 incluya la aprobación de una ley que permita a los Ayuntamientos retirar de las calles a los "sin techo".

Para que esa premisa se cumpla los ayuntamientos tienen que contar con recursos públicos de asistencia, ha precisado el alcalde en la comisaría de la plaza de Soledad Torres Acosta.

"Tenemos que aprobar una ley estatal, siempre que haya recursos públicos suficientes, que no sea potestativo de ellos (los mendigos) sino obligatorio que salgan de la vida publica", ha asegurado Gallardón.

"Somos muchos los alcaldes de España, de muchos colores políticos, que pedimos el cambio de la ley", ha afirmado el alcalde durante un acto de precampaña en el que daba cuenta del progreso y avance en seguridad en la capital de los ultimos años en la capital.

Fuente: http://www.elmundo.es/elmundo/2011/04/13/madrid/1302691548.html