viernes, 4 de marzo de 2011

Al encuentro de los sueños de la intemperie

La realidad de nuestra calle...



Pablo: 5 años en la calle. Una ruptura familiar y el desempleo, unidos al alcohol, lo llevó a dormir bajo un árbol.



Ibrahim: Con 18 años, cruzó en patera desde Tánger hasta Algeciras. Tras deambular de albergue en albergue, muchas noches acaba durmiendo en los jardines.



Fran: Repetidos cuadros psicóticos y una mala medicación le llevan a fabricarse su propia realidad. Su enfermedad mental le hace dormir en alguna escalera de cualquier portal.

Ante esta realidad...



El encuentro afectivo es el primer paso para descubrir que ante nosotros tenemos a personas que en un momento dado de su vida y por diferentes circunstancias acabaron donde tú y yo perfectamente podemos acabar, en la calle.



Cuando nos encontramos, nos descubrimos, y al descubrirnos reconocemos las posibilidades de salir de aquellos lugares donde una persona, por el hecho de ser persona, nunca tuvo por qué haber transitado.



Y ahora, juntos tenemos que lugar por recuperar los sueños robados.

1 comentario:

  1. Me entristece muchas veces andar por las calles y encontrarme a personas pidiendo, personas que no tienen casa y duermen en bancos o debajo del toldo de alguna tienda o bar. Cada una de estas personas se encuentra en esta situación por motivos diversos, y en ningún momento tienen pensamiento de hacer daño a nadie, aunque a veces la desesperación les lleva a delinquir, en algunos casos.

    Pienso que tenemos suficientes recursos como para abastecer todas las necesidades. El problema es que el reparto es injusto. Unos se enriquecen y otros viven en la misería. ¿Qué podríamos hacer? Una sóla persona no puede, pero entre todos podríamos desarrollar programas de acogida de estas personas en pisos-hogar, reinsertarlos en la sociedad y educarlos de forma que puedan conseguir un trabajo.

    Por desgracia, actualmente la crisis económica, con más de 4 millones de parados en España, costaría mucho lograr esta finalidad. Por ello, podríamos, al menos, hacer campañas de recogida de fondos, alimentos, ropa que ya no se usen, juguetes que ya nuestros hijos no quieren, libros de texto del colegio que ya no usemos (sobre todo de los más mayores, ya que actualmente son prestados), ...Y ellos a cambio pueden participar haciendo servicios a la comunidad, e incluso participar en "programas de trueque" (es decir, ellos ofrecen un servicio, por ejemplo, limpiarles la casa, y a cambio otra persona les lava la ropa, les ofrece un desayuno y una agradable compañía).

    Tal vez todo esto parece algo utópico, pero no se me ocurre nada más. Me gustaría aprender más sobre estos temas, en un futuro.

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